Se trata de un castillo románico situado en la localidad de Loarre, en la sierra de Loarre, provincia de Huesca, comunidad autónoma de Aragón en España. Y es una de las mejores fortalezas románicas de Europa.
Fue construido en los momentos más peligrosos de la Reconquista, en el siglo XI, cuando los nacientes reinos cristianos se empezaban a abrir paso hacia el sur. Sancho III, rey de Navarra, lo levantó como avanzadilla sobre la Hoya de Huesca. El primitivo castillo fue ampliado por el rey de Aragón y Navarra Sancho Ramírez, cuya obra es la que principalmente vemos ahora.
Visitar el castillo de Loarre es retroceder en el tiempo 1.000 años. Nos internamos en el castillo tras superar su perímetro defensivo de murallas adelantadas. La vista del cuerpo principal del castillo desde la puerta de entrada de las murallas exteriores con el ábside de la iglesia románica formando parte del amurallamiento defensivo es una de las imágenes que se quedará para siempre en nuestra retina.
En el nivel superior encontramos el monasterio fortificado, primer enclave sobre la roca, del que hoy se conservan notables piezas del arte románico: la capilla de Santa María de Valverde, adosada a un acantilado casi vertical; algunos muros de pabellones anexos; la cimentación de una torre en el patio superior y la llamada Torre de la Reina, en el norte, que protegía la puerta de entrada. Por último, la Torre del Homenaje, con sus 22 metros de altura, cimentada mucho más abajo, y por tanto construida como torre albarrana exenta de la primera edificación.
En el nivel medio está la magnífica Capilla Real o de San Pedro, de estilo románico aragonés. Encontramos también los pabellones del ala monacal, al norte, detrás de la Torre del Homenaje. Los arranques de sus arcadas sugieren tres alturas. Desde ellos se accede a cuatro salas que debieron constituir almacenes. Bajo la iglesia de San Pedro, en el nivel inferior, la escalera de acceso, a cuyos lados encontramos el cuerpo de guardia y la cripta, antiguamente la capilla de Santa Quiteria, donde se veneraban las reliquias de San Demetrio, patrón de los gladiadores, que hoy podemos contemplar en la iglesia parroquial de Loarre. Ya fuera de la edificación, la torre albarrana frente a la entrada principal, pudo ser una primera defensa.
Por último, la muralla exterior, que rodea todo el conjunto de unos 10.000 m2 por el sur, la zona menos protegida por los naturales riscos. Parece haber sido construida en una época muy posterior, hacia 1287, como defensa de la aldea que se alojaba a los pies del castillo. Conserva unos 200 metros de lienzo tachonado de torreones, todos ellos circulares menos uno rectangular: una torre-puerta, con paso en recodo para evitar la entrada a posibles invasores.